Contra la creencia popular, el nombre “Barrio Inglés” no fue porque hubiera en él residentes británicos, sino más bien como una estrategia de marketing impuesta por las inmobiliarias en los años setenta. De hecho, la Junta de Estudios Históricos del barrio respalda esta afirmación, desmintiendo la noción de que el barrio fue habitado mayoritariamente por ingleses durante la construcción del Ferro Carril Oeste.
“Una peculiaridad notable es la calle Cachimayo, que se distingue por presentar una característica casi única en Buenos Aires: la construcción en forma de espejo a lo largo de dos cuadras, desde Valle hasta Pedro Goyena. Esta singularidad arquitectónica es poco común en la ciudad (sólo similar con el Pasaje Rivarola también hecho con arquitectura en espejo) y agrega un atractivo adicional a la zona. Además, el barrio ha sido escenario de varias producciones cinematográficas y comerciales, destacándose por su ambiente pintoresco y su rica estética visual”, señaló Bussio.
La identidad y el sentido de pertenencia de los vecinos del Barrio Inglés son palpables durante las visitas guiadas y charlas sobre la historia del lugar.
Bussio agregó: “Los residentes defienden con orgullo la singularidad de su barrio, destacando su tranquilo entorno y su atmósfera distintiva de casas bajas. Sin embargo, el reciente desarrollo de un polo gastronómico generó cierto malestar entre algunos vecinos, quienes lamentan el aumento del movimiento nocturno y la pérdida de la serenidad que solía caracterizar al barrio”.
Zona cotizada
Este paraje porteño ocupa una ubicación privilegiada en CABA, caracterizado por sus tranquilas calles empedradas, poco tráfico y escaso ruido.
Román Andrés Paikin, de San Román Propiedades, dijo que las viviendas del barrio “son una muestra de la arquitectura del siglo XX, con estilos que van desde el anglosajón hasta el ecléctico. Al ser un área de preservación histórica, las fachadas no pueden ser modificadas y la construcción en altura está restringida. El valor de estas propiedades se determina no solo por su ubicación, sino también por el estado general y la preservación de elementos originales, como pisos de madera de roble de Eslavonia, vitrales, mármoles y carpinterías de madera”.
Aunque los terrenos suelen ser de dimensiones reducidas, algunas viviendas cuentan con parques y piscinas. “Es importante tener en cuenta que muchas de estas casas no disponen de garaje, dado que fueron construidas en una época en la que se utilizaban carros a caballo”, resaltó Paikin.
Las viviendas situadas en las calles Valle, Pedro Goyena y Centenera destacan por contar con garaje, gracias a que los lotes presentan una mayor longitud, lo que permite que la superficie construida se desarrolle hacia el interior del terreno.
“Todas estas residencias son de dos plantas y suelen constar de tres dormitorios como mínimo y dependencias adicionales. Conservan la calidad de los materiales utilizados en su construcción, la mayoría importados de la época, como sus rejas, pórticos, ventanales, pisos y escaleras principales, que suelen estar elaborados en madera. Las superficies de estas propiedades rondan los 200 metros cuadrados cubiertos, llegando hasta los 300 m2″, detalló Luis D´Odorico, de D’Odorico Propiedades.
El Barrio Inglés está atravesado por dos pasajes que son especialmente valorados por los residentes: Nicolás Videla y Antonino Ferrari.
“Emilio Mitre, donde todavía están las vías del tranvía y los fines de semana se realizan los paseos con los tranvías, Del Barco Centenera y Valle son las arterias de mayor tráfico, lo mismo que la Avenida Pedro Goyena”, comentó Paikin.
Las casas son todas apreciadas, pero aquellas que se encuentran dentro de los pasajes tienen un encanto especial.
D´Odorico dijo: “El Pasaje Videla, ubicado entre Antonino Ferrari y Valle, presenta una peculiaridad notable: las edificaciones son capicúas desde las esquinas hasta el centro de la manzana, en la vereda que orienta hacia el oeste. Este rasgo distintivo y exclusivo añade una impronta diferencial, realzando aún más el atractivo”.
Valores y demanda
Las casas ofrecen una variedad de entre 3 y 6 ambientes con varios dormitorios, junto con dependencias y escritorios, satisfaciendo así las necesidades de diferentes tipos de familias. Sin embargo, la oferta de venta es limitada debido a que el barrio abarca sólo seis manzanas. Los precios de estas propiedades oscilan entre USD 500.000 y USD 700.000, dependiendo de su estado de conservación y las mejoras realizadas a lo largo del tiempo.
Paikin añadió: “Existe un creciente interés en el Barrio Inglés por parte de un segmento premium del mercado. Las familias numerosas son las principales interesadas, buscando aprovechar la ubicación privilegiada en el centro de la ciudad, así como también apreciando el estilo arquitectónico de la época. La tranquilidad y seguridad que ofrece este entorno son factores adicionales”.
Aunque fuera del Barrio Inglés, Caballito cuenta con varios pasajes igualmente codiciados a la hora de comprar una casa, entre ellos Pasaje Terry, Pasaje La Nave y Pasaje Bertres, ubicados a pocas cuadras de distancia.
D´Odorico concluyó: ”Esta zona es muy solicitada debido a su atractivo y cuenta con vigilancia policial permanente, con garitas instaladas en varias esquinas del barrio, lo que garantiza la seguridad y tranquilidad de los vecinos”.
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