CABALLITO, EL BARRIO DONDE TODAS LAS MARCAS QUIEREN ESTAR
Según un artículo publicado recientemente por el diario La Nación, Caballito es el barrio donde todas las marcas quieren estar y hay lista de espera para alquilar un local.
Para el matutino, el eje comercial de la avenida Rivadavia en la zona de Caballito es, actualmente, una de las grandes atracciones del mercado de retail. Su protagonismo está dado por tres factores que definen a la zona: el valor de alquiler más alto del sector, una de las vacancias más bajas del mercado y una gran demanda por parte de las principales marcas comerciales.
Para Santiago Winokur, broker de Newmark Argentina, este submercado es uno de los más buscados por las firmas más importantes. “En este eje están presentes muchas de las empresas comerciales más importantes del sector, algunas de las cuales son de origen internacional. Aunque, cabe aclarar, que la mayoría de las marcas presentes son oriundas de nuestro país. Hoy, la mayoría de las firmas saben que contar con un local en este polo es mucho más que posicionarse. Sin dudas, el gran movimiento peatonal y vehicular que tiene la zona -a diario- justifica el valor de inversión que deben realizar para estar allí las distintas marcas. Esto es algo que ya nadie se cuestiona”, sostiene el broker.
La zona cuenta, apenas, con una vacancia que ronda el 1%. “Dicho de otra forma, aquí -más allá de la caída del consumo que se viene registrando en los últimos meses- hay muy pocas marcas o inquilinos que estén dispuestos a dejar sus locales comerciales. De allí que este sea uno de los sectores comerciales con menos locales libres de CABA”, cuenta Winokur.
Para Lucas Desalvo, broker industrial & retail de Cushman & Wakefield, este polo es reconocido históricamente por el cruce de las avenidas Acoyte y Rivadavia, pero evidentemente se generó un efecto derrame. Esto se observa en la expansión que muestra la zona. La fuerza comercial en Rivadavia y Acoyte se expandió más allá, por ejemplo, desde Acoyte hasta avenida de La Plata y desde Acoyte hasta Plaza Primera Junta. “Caballito, y en especial Acoyte y Rivadavia, se podría definir como la zona que tiene ‘el ladrillo de oro’. Hoy, todos quieren estar allí. Podría afirmar, que este es un lugar aspiracional para muchas empresas. Por allí han pasado gobiernos, ciclos económicos y modas, y -a pesar de todo- el sector siempre se mantuvo activo”, explica Desalvo.
Al igual que en otros sectores comerciales del mapa porteño, el pulso del lugar lo establecen tanto el rubro textil (ropa y accesorios) como el gastronómico; dos de los rubros -que según los expertos- mejor “performaron” pospandemia. “El 30,13% (48 locales) pertenecen a indumentaria y accesorios. El 24,36% (38 locales) están ocupados por propuestas gastronómicas. Le sigue higiene, salud y belleza, con el 13,46% (21) y el 7,05% (11) están ocupados por servicios financieros. El resto de los rubros lo conforman, en porcentajes menores, telefonía, educación, tecnología, consumo masivo”, acota Zuliani.
El valor del m2 en el eje de Caballito de la avenida Rivadavia es mucho más importante que en el resto del mercado, en gran parte esto se sostiene por el movimiento de público que hay en la zona, el poder adquisitivo de sus visitantes y por la escasa o casi nula oferta de locales libres.
Allí los precios de los alquileres arrancan desde los US$55/m² y pueden alcanzar cotizaciones que trepan hasta los US$60/US$70/m². “En tanto que para las operaciones de venta estos valores, en el caso de un local de 300/350 m2, puede cotizarse, en US$140.000″, cuenta Ballario.
La estabilidad de la zona está dada por la necesidad de “estar”. Este escenario, sin dudas, propone una mayor previsibilidad a la hora de entender el movimiento de ese mercado. Por ende, los brokers entienden que allí se mantendrá la actual tendencia: valores de alquileres altos, gran demanda, baja vacancia y precios en alza. “Este escenario, en muchos casos, puede llegar a instar a la radicación de nuevas e importantes marcas, las cuales podrán ir arribando a medida que los actuales contratos no logren renovarse con las actuales”, concluye Desalvo.
Fuente: La Nación, Leandro Murciego