Por el Padre Guillermo Natti, especial para Horizonte.
A la Semana Santa se le llamaba en tiempos antiguos “La Gran Semana”. Hoy la conocemos por: Semana Santa o Semana Mayor y, a sus días, se les dice días santos.
En la actualidad, dados los tiempos de modernidad y poca memoria que transitamos, la Semana Santa se ha transformado en un feriado largo más.
La mayoría suelen aprovechar los días no laborables, ya que no se los puede llamar festivos, para hacer turismo.
Como tradición, se mantiene la costumbre de no comer carnes rojas. Así, se consume pescado el Viernes Santo.
No son demasiados aquellos que cumplen con los ritos Católicos impuestos por el dogma.
Concurren a misa el Domingo de Ramos, para bendecir las ramas de olivo.
Algunos, recorren siete iglesias y, otros se detienen a rezar ante cada estación en una misma iglesia.
El Domingo de Pascua, cumplen con la asistencia a misa.
La mayoría de los católicos se olvidan de lo esencial: esta semana la debemos dedicar a la oración y la reflexión en los misterios de la Pasión y Muerte de Jesús.
Para vivir la Semana Santa, debemos darle a Dios el primer lugar y participar en todas las celebraciones propias de la liturgia católica.
Vivir la Semana Santa es acompañar a Jesús con nuestra oración, sacrificios y el arrepentimiento de nuestros pecados.
Asistir al Sacramento de la Penitencia aliviarnos del pecado y resucitar con Cristo el día de Pascua.
Lo importante de este tiempo no es el recordar con tristeza lo que Cristo padeció, sino entender por qué murió y resucitó. Es comprender su entrega a la muerte por amor a nosotros. Entender que, su Resurrección, es tan sólo un anticipo de la de cada uno de nosotros.
La Semana Santa fue la última semana de Cristo en la tierra. Su Resurrección nos recuerda que los hombres somos finitos, pero también que fuimos creados para vivir eternamente junto a Dios.
¿Qué recordamos en Semana Santa?
Domingo de Ramos:
Celebramos la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén en la que todo el pueblo lo alaba como rey con cantos y palmas. Por esto, nosotros llevamos nuestras palmas a la Iglesia para que las bendigan ese día y participamos en la misa.
Jueves Santo:
Este día recordamos la Última Cena de Jesús con sus apóstoles en la que les lavó los pies dándonos un ejemplo de servicialidad. En la Última Cena, Jesús se quedó con nosotros en el pan y en el vino, nos dejó su cuerpo y su sangre. Es el Jueves Santo cuando instituyó la Eucaristía y el Sacerdocio. Al terminar la última cena, Jesús se fue a orar, al Huerto de los Olivos. Ahí pasó toda la noche y después de mucho tiempo de oración, llegaron a aprehenderlo.
Viernes Santo:
Ese día recordamos la Pasión de Nuestro Señor: Su prisión, los interrogatorios de Herodes y Pilato; la flagelación, la coronación de espinas y la crucifixión. Lo conmemoramos con un Via Crucis solemne y con la ceremonia de la Adoración de la Cruz.
Sábado Santo o Sábado de Gloria:
Se recuerda el día que pasó entre la muerte y la Resurrección de Jesús. Es un día de luto y tristeza pues no tenemos a Jesús entre nosotros. Las imágenes se cubren y los sagrarios están abiertos. Por la noche se lleva a cabo una vigilia pascual para celebrar la Resurrección de Jesús. Vigilia quiere decir “la tarde y noche anteriores a una fiesta”. En esta celebración se acostumbra bendecir el agua y encender las velas en señal de la Resurrección de Cristo
Este momento único es la gran fiesta de los católicos.
Domingo de Resurrección o Domingo de Pascua:
Es el día más importante y más alegre para todos nosotros, los católicos, ya que Jesús venció a la muerte y nos dio la vida. Esto quiere decir que Cristo nos da la oportunidad de salvarnos, de entrar al Cielo y vivir siempre felices en compañía de Dios. Pascua es el paso de la muerte a la vida.
Como hombres es una señal de esperanza. Es la luz que podemos ver al final del arduo camino de sufrimiento y pena que, cual un Vía Crucis, es la vida terrenal.
Por eso, recordemos que, la Semana Santa, no es tan sólo un feriado largo para distendernos o pasear. Tampoco es la oportunidad de ingerir pescado en cantidades mayores de lo que habitualmente acostumbramos o, de repetir las recetas de bacalao de la bisabuela. Así, por costumbre o tradición familiar.
Semana Santa es nuestra oportunidad, si somos católicos, de reflexionar sobre nuestro sentido en el mundo. Hace 1978 años, hubo alguién que nos mostró el camino desde una cruz.
Las iglesias de Caballito:
El Buen Pastor
Nuestra Señora de los Buenos Aires
Nuestra Señora de Caacupé
San José de Calasanz
Nuestra Señora de los Dolores
María Madre de la Iglesia
Santa Julia
Santa María (geográficamente está fuera del barrio de Caballito, pero tiene jurisdicción en él)
Nuestra Señora de la Consolata (geográficamente está fuera del barrio de Caballito, pero tiene jurisdicción en él)
Nuestra Señora de Lourdes (geográficamente está fuera del barrio de Caballito, pero tiene jurisdicción en él)
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