COMUNAS: UNA HISTORIA ENTRE LA IGNORACIA, LA INDIFERENCIA Y EL OPORTUNISMO
El 2011 es un año electoral en la Ciudad de Buenos Aires. En el mes de octubre se han de realizar las elecciones nacionales, por las cuales serán elegidos, el presidente de la Nación, diputados y senadores nacionales.
Además, a nivel ciudad, los porteños deberemos decidir quién será nuestro jefe de gobierno, a más de renovar la mitad de los legisladores de la ciudad.
Un calendario electoral sin mayores singularidades que, se reitera cada cuatro años. De no ser por una materia pendiente por parte de la partidocracia porteña: la elección de las Juntas Comunales.
En el año 1996 se promulgó la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires. En su artículo 127 expresa: “Las comunas son unidades de gestión política y administrativa con competencia territorial”, agregando luego que será una ley “sancionada con mayoría de dos tercios del total de la Legislatura” la que establecerá su organización.
Así, por exclusivo mandato constitucional, la Legislatura Porteña debía sancionar la ley de Comunas.
Allí comenzaron a jugar los intereses y chicanas de la corporación política. La meneada ley se transformó en moneda de cambio entre los diferentes partidos, cuando no en un cajoneado proyecto, tendiente a ser sepultado en el olvido.
Aquellos que debían legislar se sintieron atemorizados de crear un Golem que devorara a sus creadores. Un Frankenstein vecinal que, pusiera límites a las habituales trapisondas partidarias.
Fue el vecino de la ciudad, la víctima de tan obsceno manoseo. También fueron unos pocos vecinos los que asumieron la defensa de los derechos de todos.
Año tras año, distintas y minúsculas agrupaciones de vecinos con diferentes ideologías, deambularon por los circulares pasillos legislativos, reclamando por sus derechos constitucionales. Año tras año vieron como los políticos de turno, también de distintas ideologías, levantaban o claudicaban la bandera de la ley de comunas, según soplaran los vientos de las conveniencias políticas que no ideológicas.
Incomprensible solicitud, la de los vecinos, de ser escuchados por aquellos que fueron votados con la obligación de escucharlos.
Transcurrieron nueve años. Los vecinos caminaban en círculos, arrutinados por los pasillos de la Legislatura, a punto tal que daban la imagen de aquel que, perdido en el desierto del ninguneo, descubría sus propias huellas en la arena.
Nueve años más tarde, el 1º de septiembre de 2005, por fin se promulga la Ley 1777 (Ley de Comunas).
La euforia vecinal duró poco. Faltaba establecer la fecha de elecciones comunales.
Pruebas al canto de la nula voluntad política de cumplir con lo estipulado en la Constitución de la Ciudad y en la Ley 1777, es que, bajo dos administraciones opuestas de todo opuesto ideológico, ninguna de ellas fijó la fecha de elecciones.
Omisión que contó, en cada momento, con el apoyo o la “distracción” de bancadas numerosas, también de signos políticos opuestos, con el partido gobernante o entre sí mismas.
Quién mejor expresó el temor de la clase política porteña a las comunas, fue el actual Jefe de Gobierno Mauricio Macri.
Presente en una reunión en el barrio de Caballito, en el mes de enero de 2009, el Ing. Macri fue consultado por el colega del periódico ABC, Arnaldo Goenaga, sobre la definición de la fecha para elecciones comunales, expresó: (sic) “Si yo hoy, llamo a un director del CGPC, para concurrir a mi despacho, acude enseguida. Si ese director es elegido por el voto popular, me responde: Hoy no puedo, tengo que tomar el té con mi mujer”.
El miedo a la pérdida del poder en manos de los ciudadanos de a pié, por parte de la corporación política, y no otro, determinó que, la transición haya durado seis largos años, desde la sanción de la Ley Orgánica de Comunas, y quince lamentables años, desde la vigencia de la Constitución de la Ciudad que les dio nacimiento.
En el mientras tanto, el tiempo transcurrido no fue útil para crear conciencia en los vecinos sobre la importancia de las comunas. La mayoría no tiene idea exacta de que se va a elegir en las elecciones comunales. Ignoran cual sería la función de las mismas, ni aun las propias posibilidades de participación. Una situación que se agrava cuando todavía existen vecinos que ignoran la función, y aun la existencia de los actuales CGPC’s, los que llevan más de una década en los barrios.
La indeferencia con que, las distintas administraciones trataron el tema, se transformó en enemigo de la descentralización.
El espíritu cívico de la ciudadanía, su voluntad participativa, ya de por si escasos, se ven menoscabados por las reuniones de los Pre Consejos Consultivos.
Obligado, el gobierno, por ley a convocarlos; se han transformado en foros estériles que sólo sirven para la instalación, entre pares, de pequeños grupos que, dan prioridad a las chicanas ideológicas o al lucimiento oratorio de algunos de sus miembros.
Si bien las primeras reuniones convocaban a casi un centenar de vecinos, las actitudes de quienes pretenden hacer una tribuna política de una reunión vecinal, terminaron alejando al vecino común.
Las reuniones terminan siendo un tome y daca de ataques al gobierno y sus funcionarios (lo que es totalmente fashion, viste), mediante la exposición de temas fuera de contexto, ya sea por ignorancia real o fingida.
Exabruptos, amenazas y, una inmensa dosis de egolatría e histerismo, ahuyentan cualquier voluntad participativa por parte del vecino común.
Sin duda que estas reuniones, inevitablemente, tendrán un sesgo político. A ellas han concurrido y concurren representantes de los distintos partidos. Y, en algunos, queda de manifiesto la voluntad de ignorar al vecino.
Así, un representante de un partido centenario, expresó que: “Los Consejos Consultivos Comunales estarán conformados por representantes de ONG´s, partidos políticos y redes barriales”. El vecino, como individuo y ciudadano, no figuró como partícipe en la brillante alocución del seguidor de Leandro N. Alem.
Es por eso que, el vecino, quien sufre de una natural desconfianza ante los empresarios de la política huye espantado luego de, como máximo, dos reuniones.
Desconfianza justificada si se tiene en cuenta el vergonzoso trato que aquellos hicieran con la ley de comunas.
El gobierno cumple con la ley, lo que sirve a su estadística, los minúsculos grupos vecinales se lucen dialécticamente en una psicodélica catarsis pseudo política, los partidos políticos envían a sus punteros (por lo general desconocidos en el barrio), los que tratan de “hacer política”, netamente electoralista.
Todos juegan a la participación… y poco queda…
A modo de ejemplo: Se discuten largas horas por el color de un volante de difusión. Luego de varios meses, la difusión sigue inexistente.
También se discute y se escriben y reescriben reglamentos que, no tendrán valor una vez establecidas las autoridades comunales y los consejos consultivos.
Si bien, esta administración fue la primera que, a regañadientes, facilitó el camino hacia las comunas; no cabe duda que hoy por hoy, estamos viendo como se aleja la posibilidad cierta de verlas hechas realidad.
Nuevamente, la corporación política, de la cual no están excluidos los partidos progresistas, nacionales y populares, trata de impedir que los vecinos elijamos a nuestros representantes en el barrio.
Simplemente hay que informarse de los actuales acuerdos y transacciones entre los distintos bloques en la Legislatura.
Muy cerca se está de incumplir, nuevamente, con la Ley 1777. La estrategia es dejarse caer en la trampa de los tiempos legislativos y judiciales.
El resultado final puede ser un gigantesco Pito Catalán a los vecinos de Buenos Aires.
Una irónica burla de los políticos que viven a expensas de la democracia, para con aquello que, posiblemente, sería la más cercana y positiva experiencia democrática para los vecinos, desde los antiguos cabildos coloniales.
El actual gobierno de la ciudad no quiere que los miembros de las juntas sean 7. Segun ellos eso seria un enorme gasto, por eso lo quieren dejar en un solo miembro electo.
Puede que tengan razon en lo del gasto, pero siendo 7 serian al menos de 3 ó 4 distintos partidos. Eso asgura que las comunas tengan un solo color politico. Eso de compartir el gobierno barrial es verdadera democracia. Ademas se controlaran unos a otros, lo que dara transparencia a la administracion comunal.
Respecto a la politizacion de los consejos consultivos, es inevitable. Lo que pueden hacer los vecinos es concurrir para superar el numero de los politicos. No olvidemos que cada agrupacion tiene 1 solo voto y cada vecino también tiene un solo voto.
Los felicito por el articulo. Muy duro pero real.
«No es que es dura la verdad, lo que no tiene es remedio»
La actual administracion de la Ciudad creo 685 nuevos cargos politicos con sueldos que duplican y triplican los que cobraran los integrantes de la juntas, que en total seran 105. Por lo que se demuestra la falacia de las afirmaciones macristras. Se escusan en ese tema para ocultar su falta de voluntad ante esta herramienta de participacion ciudadana. No quieren entregar poder, por mas poco que sea
La politización es inevitable, Lo triste es la berretada y el oportunismo. Muchos creen que prácticamente van a poder refundar Buenos Aires desde la comuna, El desconocimiento y el manejo desde los que proclaman conocer y trabajar desde hace años en este tema es preocupante.
Mi sensación»Dios nos libre de ellos»
yo pregunto ¿porque tienen que ser siete personas las que dirijan una comuna?
En ninguna intendencia, o gobierno de provincia hay siete personas dirigiendo juntas. Por que en una comuna tienen que ser siete? Se imaginan si, encima esas siete personas responden a cinco, seis o siete partidos politicos distintos… nunca se pondrán de acuerdo… se tardará toda una gestion para arreglar un bache…. no se… no me gusta…
Hola la cantidad de miembros esta marcada por la Constitucion. No se puede modificar sin una modificacion a la Constitucion, Sin lugar a dudas esto estaba pensado en una realidad de bipartidismo que hoy exploto en la Ciudad de Buenos Aires
Hoy en el diario La Nacion salio este articulo. Lamentablemente confirma lo que dice la nota de caballito te quiero.
Es interesante ver que el PRO cuenta con el apoyo de la oposicion para correr las elecciones. Tal cual esta escrito en la nota.
Articulo de La Nacion
«El macrismo ya considera un hecho que la oposición en la Legislatura lo ayudará a unificar las elecciones de representantes de comunas (prevista en un principio para el 5 de junio) con los comicios para jefe de gobierno, en los que Pro parte como favorito. Para lograrlo necesita sólo 31 votos, es decir, mayoría simple».
«El siguiente paso, por darse en abril o mayo, sería insistir en correr la fecha de los comicios porteños para octubre, en coincidencia con las elecciones nacionales, en las que Macri será candidato a presidente».
Hola si el macrismo decide cambiar la fecha a otro dia cualquiera lo puede hacer con 31 votos. Pero si quiere sumarlas a la convocatoria de Jefe, Vice y diputados requiere 40 votos ya que modifica la Ley de Comunas , el codigo electoral y la ley 845. Si intenta igual sacarlo con 31 votos tendra muchas nuevas presentaciones en la justicia
Señor Desplats:
Muy ilustrativos sus comentarios sobre las comunas.
Sin embargo, hay un dato incompleto, que pudiera parecer electoralista o al menos poco ecuanime.
Cuando usted dice: «La actual administracion de la Ciudad creo 685 nuevos cargos politicos con sueldos que duplican y triplican los que cobraran los integrantes de la juntas, que en total seran 105. Por lo que se demuestra la falacia de las afirmaciones macristras. Se escusan en ese tema para ocultar su falta de voluntad ante esta herramienta de participacion ciudadana. No quieren entregar poder, por mas poco que sea»
Olvida usted ennumerar los más de 3000 puestos políticos creados durante las dos administraciones de Ibarra a los que hay que sumar casi 400 creados durante la corta gestión de Telerman. En ese sentido ningun gobierno de la ciudad se privo de premiar a sus seguidores.
Además, no sólo el macrismo es reacio a las comunas. Tambien lo son las demás agrupaciones politicas , sino, expliqueme porqué las comunas llevan 15 años sin ser una realidad?
Es comprensible que se haga politica preeleccionara, lo que no hay que hacer es desinformar al vecino con visiones parciales y partidistas de la realidad.
Respetuosamente
R. R.