PAISAJES DE CABALLITO

Usted, un tipo informado, sabe que Caballito es uno de los barrios más grandes de Buenos Aires, también que cuenta con una de las mayores densidades poblacionales de la ciudad.

Pero, ¿Cómo es Caballito y sus habitantes?

Nada mejor entonces que recorrer a pie sus calles, eso ayuda a comprender que, no existe un solo Caballito, sino que tiene múltiples facetas.

Como un prolijo turista alemán, se planta en el centro de Buenos Aires y caminando (con cara de turista, o sea de bobalicón de ojos abiertos como el Dos de Oro), accede al barrio desde el Este. Usted puede observar un corte bien diferenciado del paisaje respecto al de los dos barrios lindantes; Almagro y Boedo. No bien traspasada Río de Janeiro-Av. La Plata, las calles aparecen más arboladas y la edificación crece hacia el cielo. Atrás quedan las cuadras de casas bajas, construidas en las tres primeras décadas del siglo XX, también se van diluyendo las notas de un tango, tocado por el organito. Se abre paso una melodía ecléctica, donde predominan Gershwin y Piazzolla. Aquellas casas de extramuros son más propensas a instalarse con una silla en la vereda, para “tomar el fresco”, e iniciar interminables charlas hasta la hora de irse a la cama.

Una escena impensable de este lado de la frontera, ya que es bastante improbable que el vecino del 10º “H”, baje la silla de paja pintada de celeste, por el ascensor, para disfrutar de un soliloquio. Es más, es bastante improbable que el vecino del 10º “H” posea una silla de paja pintada de celeste.

Si  el acceso al barrio de la Veleta, usted lo hace desde el Norte, existe un enorme espacio de “tierra de nadie” que limita con Villa Crespo; es el Parque Centenario.

Tan importante espacio verde ha tenido, de por sí, el suficiente peso como para despertar voluntades secesionistas entre sus vecinos.

Así, consultados sobre el lugar donde habitan, responderán siempre: en Parque Centenario, una respuesta que más que ignorancia geográfica, demuestra una vocación de ruptura con las imposiciones catastrales, heredada, que duda cabe, de ancestrales genes anarquistas.

Usted advierte que el paisaje edilicio se diferencia ampliamente de Villa Crespo. Las casas bajas muestran sutiles diferencias de arribos inmigratorios al país.

Sin duda los primitivos habitantes de esta zona de Caballito (mayoritariamente italianos), llegaron algunas décadas antes que los de Villa Crespo (mayoritariamente rusos y polacos). Sus casas reflejan el logro de una posición más acomodada que las del otro lado, que debieron esperar los frutos de miles de metros de telas, y miles de camisetas; vendidas en las tiendas del Once.

Aunque, para ser  sinceros, una vez vendidas, su ganancia le sirvio a muchos para renegar de un barrio mas bien humilde y, cambiarlo por un mas “bian” Belgrano.

Algo que difícilmente pudiera entender el “tatele” Isaac, cuando apilaba, con orgullo y satisfacción, ladrillos en Villa Crespo, con los centavos ahorrados de cada camiseta vendida pateando veredas y gastando las pilas de miles de timbres.

Si la entrada a Caballito se realiza desde el Noroeste, por el límite con La Paternal; allí usted se ha de sentir confundido, como Solís definiendo al Río de la Plata. Existe una continuidad edilicia poco diferenciada, entre ambos barrios. Casitas bajas, de aquellas que se construyeron a principios del siglo pasado, donde la diferencia la daba la elección de las molduras premoldeadas, que adornaban los frentes, o la cantidad de limoneros (uno o dos) que ostentaban sus jardines.

Ambos lados de la frontera son similares. Ambos lados de la frontera extrañan la silla de paja (pintada de celeste), en la vereda.

Desde el Oeste, usted pedestre turista (que simula ser alemán), descubre los orígenes de Caballito. Es que el barrio del pequeño equino, muestra sin pudor, los resabios de la época colonialista del barrio de Flores.

Como tipo bien informado (no olvidemos que simula ser alemán), usted sabe que el actual barrio de Caballito tuvo una dependencia administrativa con el viejo partido de Flores. Situación provocada más por la existencia de un par de casas amontonadas alrededor de una iglesia, y un cementerio propio; que por la vocación imperialista de Don Ramón Francisco Flores.

Lo cierto es que desde el Oeste, Caballito es una continuidad arquitectónica con Flores. Pero usted puede apreciar, a pesar de las similitudes, la vocación caballitense por vivir cerca de las nubes.

Vocación casi mística si se toman en cuenta los edificios en altura que se elevan, indefectiblemente, en todas las manzanas, como actos de fe para con el progreso, y para con la empresa Otis.

Alturas que se elevan proporcionales a las quejas de aquellos que añoran un Caballito despoblado, con calles de tierra, sin edificios altos, sin trafico y, con el “botón” de la esquina que los cuide. Quizá extrañen sacar la sillita de paja (pintada de celeste) a la vereda, después de darse un chapuzón en la pileta instalada en el fondo de la casita baja.

Protestas que ya se escucharon por el barrio cuando se lotearon las quintas, se demolieron los palacetes, se construyeron las casitas bajas, se construyeron los edificios de rentas y, así, cada vez que amaga el crecimiento del barrio y el progreso… se siguen escuchando. Aunque nunca lograran detenerlo.

Desde la frontera Sur, usted se encuentra con un Caballito que supo mantener las más profundas tradiciones italianas.

Existió un Caballito Sur que llegaba hasta la mismísima frontera bárbara, salvaje y hedionda.

Aquella avenida Cobo supo ser el límite Sur del barrio hasta 1972. Más allá eran espacios abiertos salpicados por alguna fábrica y humildes viviendas que se animaban a acercarse al eternamente contaminado Riachuelo. Un poco más al Oeste, las tierras ardientes de la Quema.

Habitadas por ignotos seres a los que el lenguaje determinaba como “cirujas”.

Una especie de cartoneros, pero menos contaminantes. Lo que contaminaba era la humareda, sobre todo cuando soplaban vientos del Sur,  Sur Este.

Ese espacio de Caballito era conocido, también, como Parque Chacabuco. Al igual que el actual Parque Centenario, sus vecinos insistían en llamarlo por su nombre. Tanto insistieron que, en 1972, le dieron estatus de barrio independiente. Una efímera independencia, ya que hoy pertenece a la Comuna 7, la de Flores. Las vueltas de la historia…

En cuanto a su paisaje, es éste una muestra cabal de las diferencias sociales de la península itálica. Algo que queda claro cuando usted cruza la frontera de la Av. Directorio.

Hacia el Norte, las casas demuestran un grupo social de economía y costumbres acordes con los norteños orígenes itálicos.

De la Romagnola hacia el Norte, lo que incluye: Roma, Génova, Milán, Venecia, y hasta unos casi austríacos piamonteses.

De la Avenida Directorio hacia el Sur, las tradiciones y el idioma materno cambian. Es que la mayoría de los vecinos del Parque Chacabuco, descienden de los conocidos en Italia como “Terrones”, o “Africani”; o sea napolitanos, abruscenses, calabreses y sicilianos.

Más propensos a la sillita de paja (pintada de celeste), y al estereotipo del “tano” Don Nicola, extrovertidos y parlantes de un italiano críptico, gutural e incomprensible; mantuvieron las diferencias culturales y arquitectónicas con sus paisanos de Caballito al Norte.

Sus casitas bajas son prácticas y funcionales, con el tiempo crecieron uno o dos pisos, para poder albergar a: “La nena que se me ha spusata, ¿vio?”

Herederas de la sencillez propia de la miseria, carecen de rocambolescos afeites en sus frentes, y en el post modernismo abusan de las cerámicas en sus fachadas recicladas.

Si antes de pasar la frontera, usted se da una vuelta por el barrio de Parque Chacabuco, ese que alguna vez fue Caballito Sur, comprobará asombrado, como aquellos vecinos, oriundos del sur de Italia,  se han transmutado mágicamente en… coreanos.

Usted se ha caminado Caballito con cara de turista alemán, hasta pudo tener un mapa en sus manos y, consultarlo en cada esquina, como si buscara el Santo Grial en cada cuadra.

Pudo comprobar que no hay un solo barrio, sino que dentro de las doscientas y pico de manzanas, conviven distintos paisajes; ninguno más caballitenses que otros, y cada uno más caballitense que otros.

4 comentarios
  1. Gonzalito
    Gonzalito Dice:

    Pongan de Pedro Goyena señores, podrian hacer notas sobre las mejores avenidas del barrio: Honorio Pueyrredon, Pedro Goyena, etc etc etc

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  2. Agustin
    Agustin Dice:

    El Boulevard Honorio Pueyrredon (4º foto) queda en Caballito Norte, GPS para algunso vecinos caballitenses que no saben donde queda !!!!

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