Usted sabe que, los seres humanos en general y, los partidos políticos en particular, son propensos a utilizar símbolos que los identifiquen. También supone el uso de diversas imágenes, emblemas y/o slogans; para diferenciarse de otras personas u organizaciones.
Es sabido que, siempre la simbología tiende a subrayar cualidades… a veces inexistentes.
Lo que usted y, algunas personas más, quizá no sepan es que determinado partido político, utilice un símbolo, casi un ícono, que es un emblema del fracaso.
Quizá se deba al desconocimiento, a la deficiente interpretación de imágenes y textos (tan comunes en la juventud de hoy en día). Quizá, simplemente, sea producto de una genética y supina ignorancia.
Allá por 1957, usted tenía ocho años. De aquellos lejanos ocho años han quedado grabados en su memoria, la epidemia de poliomielitis que afectara a dos de sus amigos de la cuadra y, una obra maestra de la ciencia ficción… “El Eternauta”.
Obra del genial cuentista y guionista Héctor Germán Oesterheld que llegaba, a sus infantiles manos, todos los miércoles, a partir del 4 de septiembre de 1957.
En su interior y, con el antetítulo “Una cita con el futuro” se anunciaba “El Eternauta”. Esta historia se extendía solamente en tres planchas con unos treinta cuadros y siempre concluía en una secuencia de suspenso que mantenía sin altibajos su interés, y el de medio país, de semana en semana, sosteniéndolo a lo largo de dos años.
Se trataba de la historia de Juan Salvo, el fabricante de baterías que soportaba con su familia y amigos una invasión extraterrestre en Buenos Aires, luego extendida a casi todo el planeta, y su posterior huída a lo largo del tiempo y el espacio, ese era el tema de la historieta.
En verdad la casita en La Lucila, donde se materializa ese extraño viajero del tiempo y del espacio, era la del mismo Oesterheld, su propietario, el guionista que escucha absorto el relato del eterno navegante.
La historia avanza mostrando a un grupo de amigos que, circunstancialmente se salvan de un ataque extraterrestre y, recorren la ciudad de Buenos Aires, combatiendo, huyendo e intentando alejarse de los invasores.
Derrota tras derrota, el héroe colectivo (el grupo formado por Juan Salvo, su mujer e hija, Helena y Martita; Favalli un profesor de física de la UBA; Mosca, un historiador aficionado; Franco, un obrero y Pablito, un huérfano), huyen en busca de un lugar seguro, lejos de la nevada, arma mortal del invasor.
Cuando creen encontrar el refugio, resulta que caen en una gigantesca trampa del invasor. Sólo Juan Salvo evita ser convertido en “Hombre Robot”, su familia y amigos son transformados en seres sin voluntad, al servicio de los alienígenos. Salvo, se oculta en una nave extraterrestre y, por error, acciona los comandos que lo llevan a viajar por distintos universos paralelos y diferentes épocas.
A pesar de haber logrado huir de la tierra, la cual fue ocupada en su totalidad por los invasores, aniquilando a la mayoría de sus habitantes y esclavizando a los sobrevivientes; Juan Salvo guarda la esperanza de reencontrarse con su mujer e hija.
Cuando vuelve a aparecer en la tierra, en la casa de La Lucila, se percata que estaba en el año 1957, antes que ocurriera la invasión. Esta había sido en 1963.
Corre hacia su casa y, allí, se encuentra con su familia mientras ve llegar a sus amigos para la habitual reunión en su altillo. El guionista que había escuchado su historia, lo sigue. Pero, Juan Salvo ya no recordaba nada de lo ocurrido.
Oesterheld deja así abierto el camino de una paradoja espacio temporal donde, el personaje, está destinado a repetir eternamente los mismos actos.
Juan Salvo, ha sido derrotado y, perderá una y otra vez a su familia y amigos. Y, será testigo, una y otra vez, de la invasión que dominará al planeta.
Esa terrible imagen del fracaso, del héroe individual y del colectivo, ha sido elegida, hoy, en el país para representar al jefe de un supuesto movimiento revolucionario que se autoconsidera exitoso.
Usted no entiende exactamente si el destino, como una ironía, anuncia a través del “Nestornauta”, el eterno y repetido fracaso de la política argentina.
Antes que algún desavisado tienda a aclarar que, Oesterhel escribió una segunda versión de “El Eternauta”, entre 1975 y 1977 (desaparecio víctima de la dictadura en 1977), donde triunfan los terrestres, conviene saber que “El Eternauta” al que hacen referencia constantemente los militantes del partido político en cuestión, es el de la primera versión. También es necesario decir que quien esto escribe conoció y trabajó con Oesterheld y, a posteriori, fue convocado por Elsa Oesterheld para escribir un preguión de “El Eternauta” para una productora cinematográfica italiana.
Es por eso que, usted no entiende como un partido político puede adoptar la figura de un héroe fracasado como el Eternauta, como símbolo. Puede ocurrir que, como a Borges, todos lo nombren, sin haberlo leído. Es muy probable que los dirigentes del partido en cuestión, que han impuesto la figura del “Nestornauta” nunca hayan leído “El “Eternauta”.
También puede suceder que sea otra celada de los “Ellos”, los invisibles conductores de la invasión… para convertirnos en “Hombres Robots”.
El Eternauta de Oesterheld y El Nestornauta de La Cámpora
Tapa de Hora Cero donde se publicaba El Eternauta en episodios
Revista Geminis editada por Oesterheld donde colaboraba Héctor Núñez Castro, director de Horizonte
Héctor Germán Oesterheld
Héctor Núñez Castro dialogando con Elsa de Oesterheld
Yo leí el eternauta y nunca asocié la imagen de Nestor Kirchner con el contenido de la historieta. Es cierto, el eternauta fracasa en todoas sus acciones y pierde todo, hasta su familia.
Es verdad esa imagen representa el fracaso de los políticos argentinos una y otra vez y tambien nuestro fracaso como pueblo y pais.
Los de la Campora debieron elegir la imágen de Patoruzú. Es de la patagonia, es millonario, tiene grandes extensiones de tierra y era amigo de los milicos.Asemás tiene en la familia un panzón medio tarado y una hermana horrible!!!!!!!!!
Ese si es igual a Nestor!!!!!!!!!
BUENISSSIMOOOOO !!!!!!!!!!!!
Buenísimo este artículo y muy interesante, yo nací en 1963, desconocía la historia y no leí nunca El Eternauta. Ahora me queda mucho más claro. Creo que el simbolismo parece ser acertado… un grupo de amigos se «salva del ataque» y para el resto…intentan que nos convirtamos en seres sin voluntad… Esperemos que la historia no se repita eternamente
Leí El Eternauta de chico en los 70’s y años después las sucesivas secuelas de la historia. Las disfruté como una buena historia de ciencia ficción, estimulante de la imaginación, pero nunca le dí otras connotaciones políticas o sociológicas que muchos quisieron atribuírle; mucho menos me dá relacionarla con «you know who».
Muy bueno el texto. Se nota que el autor està mas que bien informado. Es evidente que los «jovenes Militantes» que irrumpen en todos lados , no saben absolutamente nada de nada, y en su fanatismo ignorante toman simbolos que no tienen nada que ver. O mas bien se adueñan de imagenes o personajes. Hasta se han adueñado de la misma bandera nacional. Habria que ver si el escritor estaria contento con esto.
Qué sabrán los que escriben esto, y menos los que comentan, sobre el conepto de héroe colectivo… Queda demostrado, una vez más, que para el que es incapáz de edificar, el mayor orgullo es destruir. Así que sigan haciéndolo, mientras los jóvenes construyen cada vez más alto y con mejores cimientos.
La Cámpora en Caballito, apoya las construcciones en altura!!!!!
No construyan cada vez más alto!!!
No a las torres!!!
Caballito colapsa!!!!
No a la ciudad inhumana de Macri!!!!