El sábado 13 de octubre, Miembros de la Junta de Estudios Históricos del Caballito y de la Asociación Alvear , anduvimos por el Sur. Por los pagos de un barrio mitológico, Pompeya.
Allí, en el Museo Manoblanca, nos esperaban con las puertas y los brazos abiertos, dos “gomías” de fuste. Su curador y propietario, Gregorio Plotnicki y el artista plástico Oscar Sar.
La comitiva caballitense, recorrió un pedacito de pasado barrial y un enorme homenaje al tango y sus artistas.
Los más variados objetos atrapan la atención y liberan la nostalgia del visitante. El arte, no está ausente en cada una de las salas del Museo.
Pero, no sólo se pudo disfrutar de objetos antiguos y arte. La pasión de Plotnicki por su barrio y por Homero Manzi, nos embelesó con sus relatos que, descubrieron un barrio proletario, donde el campo y la ciudad se encontraban para amarse a escondidas. Cómplice de aquella unión fue el tango.
Y ese vecino tan especial que, asomado a su ventana del primer piso describió un paisaje ya perdido.
…La esquina del herrero, barro y pampa;
tu casa, tu vereda y el zanjón,
y un perfume de yuyos y de alfalfa
que me llena de nuevo el corazón…
«Sur» no nos revela el nombre verdadero del personaje pero nos da muy buenas pistas para descubrirlo. Efectivamente, el nombra «la esquina del herrero, barro y pampa» que alude a recuerdos de su infancia, precisamente a la herrería de Antonio Salustiano Musladino ubicada en la calle Centenera, entre Cóndor y Tabaré, donde hoy, se encuentra una librería comercial.
Si hasta el Museo lleva el nombre de otro homenajeado por Manzi. El hijo del herrero, Oscar, gran amigo del poeta, es el carrerito motivo de su homenaje en «Manoblanca».
Dónde vas carrerito del este
castigando tu yunta de ruanos,
y mostrando en la chata celeste
las dos iniciales pintadas a mano.
¡Porteñito!… ¡Manoblanca!…
¡Vamos, fuerza, que viene barranca!
¡Manoblanca!… ¡Porteñito!…
¡Fuerza, vamos, que falta un poquito!
Luego de dos horas de disfrutar intensamente las historias de Pompeya y los tesoros cotidianos del Museo Manoblanca, volvimos a Caballito y, mientras remontábamos la cuesta de Centenera, el aire se llenó con estos versos:
¡Bueno! ¡bueno!… ¡Ya salimos!…
Ahora sigan parejo otra vez,
que esta noche me esperan sus ojos
en la Avenida Centenera y Tabaré.
MUCHAS GRACIAS POR LA INFORMACION Y LAS FOTOS QUE ACOMPAÑAN LA NOTA, LINDÍSIMO!!!!!
Muchísima gracias por la visita, los comentarios y la difusión.