Desde hace más de dos meses, el Parque Centenario se encuentra ocupado ilegalmente por personas que viven en él, vendedores ilegales y hasta se instaló una “huerta orgánica”.
La intención del Gobierno de proteger con rejas el anillo exterior del parque, para impedir su ocupación y el asentamiento, los fines de semana de vendedores ilegales; terminó en la destrucción de un tramo de las nuevas rejas y la ocupación compulsiva del espacio público.
Ocupación apoyada por muchos partidos políticos, incluido el Frente para la Victoria y, muy pocas asociaciones vecinales como SOS Caballito, Voluntarios del Parque Centenario y la Asamblea del Cid.
Estos partidos y agrupaciones, simplemente operan en contra de los deseos de la mayoría de los vecinos de la zona y de los empleados del parque, quienes sufren todos los días y, especialmente los fines de semana; situaciones de inseguridad, espectáculos denigrantes, estorbo para el desplazamiento por las veredas perimetrales y ruidos molestos. También asisten estupefactos a la destrucción paulatina del espacio verde.
Todo esto tiene una explicación. La mayoría de aquellos que propone el uso indiscriminado y fuera de toda norma del Parque Centenario, abonan a determinada ideología: el Anarquismo. Dejemos que, ellos mismos expliquen sus acciones a través de sus ideas.
El siguiente texto forma parte de los: “Cuadernos de Negación N° 1 – Trabajo Comunidad Política Guerra”. Editados por “Mariposas del Caos”.
“Cuando pasamos a la ofensiva comenzamos a reconocernos entre nosotros y a luchar colectivamente.
Para perturbar esta sociedad, debemos utilizar los aspectos en que ella depende de nosotros. Huelgas, sabotaje, revueltas, desertar, sublevación y robo de la propiedad. Armamos organizaciones para ampliar y coordinar nuestras actividades. Todas las posibilidades están abiertas. Nos volvemos más atrevidos y agresivos cuando perseguimos nuestros propios intereses de clase. Esto no descansa en formar un nuevo gobierno, o transformarnos en patrones. Nuestro interés es terminar con esta forma de vida — y por ende la sociedad que se levanta sobre esta forma de vida.
Somos la clase trabajadora que desea abolir el trabajo y la clase. Somos la comunidad de gente que desea separarse de la comunidad existente. Nuestro programa político es destruir la política. Para alcanzar eso, tenemos que empujar a las tendencias subversivas que hoy existen hasta rehacer la sociedad en todas partes. Hace tiempo a eso se le conoce como “revolución”.
Los revolucionarios denuncian la democracia como el modo de vida de la sociedad burguesa, como la dictadura del capital sustentada en la destrucción del proletariado como clase, la atomización individual y ciudadana, la reestructuración de los hombres explotados y dominados en un conjunto de comunidades ficticias, expresión de la competencia del capital, que al enfrentarse entre ellas asegura la dominación de la burguesía como clase y la reproducción de la forma social capitalista. Consecuente con ello, la revolución social abolirá la mercancía misma y con ello toda democracia, verdadera condición para una sociedad sin explotados, ni explotadores, sin dominados, ni dominadores”.
A confesión de partes, relevo de pruebas.
Sin embargo pruebas sobran, lo que falta es la decisión del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, para actuar como corresponde. Como corresponde el mandato de más de un 60 % de los votos de los vecinos de Caballito. Esos mismos vecinos que, hoy… quieren las rejas. Ya no es un 60%, un 81% de los vecinos están de acuerdo con las rejas. Un escueto 17%, compuesto por unos pocos vecinos de Caballito y una mayoría de militantes, vendedores ilegales y ocupantes, disponen a su antojo y destruyen un bien público.
Sin duda esa es la “revolución” en marcha. Convertir una sociedad, un barrio y una plaza en un aquelarre que se autojustifica en su “libertad”. Libertad que avasalla la del 81%.
Quizá, lo escueto de los resultados de estos “militantes iluminados” y sus partidejos, en las elecciones; los determine a pasar a la “acción directa”.
Eso sí; cuando cualquier autoridad o gobierno pasa a la acción directa, se rasgan las vestiduras clamando por la democracia; esa misma que en sus “Cuadernos de Negación” proponen destruir “…. Consecuente con ello, la revolución social abolirá la mercancía misma y con ello toda democracia…”
He aquí, una buena parte de la explicación de la ocupación ilegal del Parque Centenario, los abusos en su uso y el desprecio por los vecinos.
Les comento que LAMENTABLEMENTE el jueves a la noche va a ver un festival adentro del parque Centenario.
Tendriamos que llamar incanzablemente a la comisaria 11, para que los saquen NO PODEMOS TOLERAR MAS ESTA SITUACION!!!!
¨caballito te quiero¨estan del tomate . Relajense un poco